jueves, 21 de febrero de 2013

Me rompió por dentro.

Fueron un puñado de palabras, ni muchas ni pocas. Las justas para que se me clavaran con la fuerza necesaria para resquebrajar mi interior. Yo leía y releia su despedida continuamente. Palabras cargadas de dureza que me destrozaban el alma..
Borracha y enfadada. "¡Hija de la gran puta!" Gritaba a los autobuses que pasaban mientras las lágrimas caían por mis mejillas.
"¡Valiente zorra! ¿¡Pero lo habéis leído!? ¡¿Lo veis normal?! ¡Su puta madre! ¡Joder!"
Y golpeé esa papelera. En tu nombre. En el mio. En el nuestro. En el nombre de la rabia, de la frustración.. Y se rompió. Como yo. Como lo nuestro. Como todo lo que toco..

Me abrazaron. Yo lloraba mas. "La quiero.." Susurraba sin poder respirar apenas.
Silencio absoluto. Un cigarro, un respiro. "Sí, la quiero y, no me preguntéis porqué, pero sé que me ha mentido.. Que me ha mentido por mi. Por ella. Por lo nuestro.."
Media sonrisa forzada, un trago y una canción.. Volvemos a caminar, miro hacia atrás. Los buses siguen pasando, como la vida. La estación se aleja, como tú de mi. Como yo de la cordura. Como lo nuestro del presente..

Se acabó para siempre, ahora sí. O, al menos, hasta que el tiempo quiera salvarnos.. A ti del pasado. A mi del futuro. A lo nuestro de morir.

"Buena suerte. Te mereces ser feliz, mi niña."

No hay comentarios:

Publicar un comentario