La mejor mierda de la ciudad la vendía él. Tío alto, chulo y prepotente. Tenía el control absoluto del barrio y mas de una mancha de sangre en el asfalto llevaban el nombre de alguno de sus enemigos.
Un cigarro siempre en la boca y la pipa de su padre en el bolsillo, así se paseaba por unas calles que eran suyas.
Yonkis salían de cada esquina sin dinero pidiendo un gramo, pero él no estaba dispuesto a ser "un alma caritativa"
Mamada por raya, ese era el único trato que aceptaba si el dinero escaseaba.
Todos le temían. Lo que nadie sabía es que aquél hombre con grandes gafas de Sol y sonrisa triunfante lloraba cada noche al regresar a casa..
Un pasado demasiado triste, un presente demasiado frío y un futuro demasiado oscuro compartían siempre cama con él..
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