lunes, 15 de abril de 2013

Pequeños placeres.

Pasear mientras llueve hasta que se te empapen los huesos. Fumar y jugar con el humo que sale del cigarrillo. La cerveza: fría en pleno verano, en una terraza acompañada de una buena conversación. Música. Besar a la luz de la Luna. Escribir y desahogarse por completo. Dormir y despertarse tarde, sin andar pendiente del despertador. Pillar todos los semáforos en verde. Encontrar dinero inesperado. Un abrazo cuando lo necesitas de verdad. Encontrarte por casualidad a alguien que tenías muchas ganas de ver. Los planes improvisados. Conseguir sacarle una sonrisa a alguien que está triste. No poder parar de reír. Los conciertos en la ducha. Las caricias en la cama. Quitarte los tacones y el sujetador al llegar a casa, bueno, mejor que te los quiten.
Lograr tus objetivos. Despertar y ver los "buenos días" de una persona especial para ti. Que salgan las cosas como las has planeado. Encontrar algo que habías perdido. Tener el modo aleatorio puesto y que salga justo la canción que te apetecía escuchar. Un niño pequeño que te sonríe por la calle. El primer helado del verano. Ir a un concierto de tu grupo favorito. Montar en moto. Beber cuando tienes sed y comer cuando tienes hambre. Morder labios. Empezar a cantar una canción "desconocida" y que te sigan. Que te feliciten cuando haces las cosas bien. La brisa del mar en la cara. Un café caliente en invierno. Los recuerdos que te sacan una sonrisa. Ojear fotos antiguas. Irte a dormir después de un buen día. Sentirte libre.

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